UNIVERSIDAD MAYOR DE SAN ANDRES
FACULTAD DE CIENCIAS ECONÓMICAS Y FINANCIERAS
CARRERA DE CONTADURÍA PÚBLICA
INSTITUTO
DE INVESTIGACIONES DE CIENCIAS
CONTABLES,
FINANCIERAS Y AUDITORÍA
DIPLOMADO
EN AUDITORIA FORENSE
PROPUESTA DE MODELO DE GESTIÓN DE RIESGO DE FRAUDES
DESDE LA PSICOLOGÍA FORENSE.
Por: Miguel Angel Ramirez Rocha
Tutor: Pablo Aranda Manrique
La
Paz – Bolivia
2020
Índice
Índice de Tablas
Índice de
Ilustraciones
RESUMEN
La
auditoría forense es un tipo de auditoría especializada en la obtención de
evidencias que pueden ser convertidas en pruebas, para la presentación a los
tribunales de justicia, con el objetivo de comprobar delitos o aportar con
elementos que permitan dirimir disputas.
Este
tipo de trabajo, reúne los conocimientos tanto de la auditoría financiera, la
investigación financiera, investigación criminal, la criminología, la
psicología y los procedimientos legales y necesarios para la recolección de
evidencia, este conjunto de habilidades son las que se requieren para efectuar
un análisis y un procedimiento integral.
El
conjunto de conocimientos del auditor forense, en realidad del profesional que
practica la auditoría forense que no necesariamente está cerrada a
profesionales en auditoría financiera, le permiten prevenir, detectar,
investigar y comprobar delitos como el fraude, corrupción, lavado de activos,
evasión impositiva, entre otros.
El
fraude es un delito que afecta a todo tipo de organizaciones, y debido a la
globalización y el desarrollo de la tecnología, se ha convertido en un delito
incluso transnacional, generando consecuencias o impactos cada vez más
relevantes.
Entidades
alrededor del mundo, han estudiado este fenómeno y periódicamente publican
información al respecto, la cual muestra el crecimiento y diversificación del
fraude y otros delitos económicos que afectan a las organizaciones en el mundo.
En
este entendido se muestra la importancia de la aplicación de una gestión de
riesgos en la lucha contra el fraude interno al que está expuesta la
organización, lo cual permita la eficiencia en la asignación de recursos
económicos y humanos para la lucha de este delito, que además permita la disuasión
e investigación de los posibles hechos delictivos en la entidad, que es muy
importante para el conjunto directivo y de gestión de la entidad.
ABSTRACT
Forensic auditing is a type of audit
specialized in obtaining evidence that can be converted into evidence, for
presentation to the courts of law, with the aim of verifying crimes or
providing elements that allow disputes to be settled.
This type of work brings together the
knowledge of both financial auditing, financial investigation, criminal investigation,
criminology, psychology, and the legal and necessary procedures for collecting
evidence. This set of skills is what is required to carry out an analysis and a
comprehensive procedure.
The forensic auditor's body of
knowledge, actually the forensic practitioner who is not necessarily closed to
financial auditing professionals, allows you to prevent, detect, investigate,
and verify crimes such as fraud, corruption, money laundering, tax evasion ,
among others.
Fraud is a crime that affects all kinds
of organizations, and due to globalization and the development of technology,
it has become an even transnational crime, generating increasingly relevant
consequences or impacts.
Entities around the world have studied
this phenomenon and periodically publish information about it, which shows the
growth and diversification of fraud and other economic crimes that affect
organizations in the world.
This understanding shows the importance
of applying risk management in the fight against internal fraud to which the
organization is exposed, which allows efficiency in the allocation of economic
and human resources to fight this crime, which It also allows deterrence and
investigation of possible criminal acts in the entity, which is very important
for the entity's management and management group.
A nivel
internacional y nacional el fraude es considerado un problema dentro de las organizaciones
e instituciones, el cual es investigado por la auditoria forense, y diferentes
empresas y organismos tienen dentro de su ámbito de estudio y análisis el tema
del fraude. Existen informes a nivel internacional que hablan acerca de cómo se
desarrollan los fraudes como el Global
Fraud and Risk Report 2019/2020 Mapping the new risk landscape elaborado
por KROLL a Division of DUFF & PHELPS, y
publicado el 2020, en el que presenta
una encuesta desarrollada en la gestión 2019, aplicada a más de 588 ejecutivos,
de 13 países y 10 diferentes industrias, los cuales tienen acceso a información
relevante en sus organizaciones relacionada a delitos y problemas.
El reporte
expone cifras relacionadas a los delitos que son víctimas las organizaciones, a
cuáles dan mayor prioridad, y un tema muy importante para el presente estudio,
es que un alto porcentaje de los fraudes internos, aproximadamente el 45% es
perpetrado por trabajadores de la institución afectada, como se puede observar
en el siguiente gráfico:
Fuente: KROLL,
2020
Como el
documento mencionado anteriormente, es posible encontrar información
especializada relativa a los fraudes, con contextos legales, económicos y
operativos; también existen instituciones que se dedican a estudiar este
fenómeno, a preparar profesionales en temáticas relacionadas y certificar
conocimientos en la materia, lo cual permite desarrollar conocimientos y su
aplicación en los diversos campos de la actividad humana.
Por otro
lado, desde un punto de vista histórico el delito de fraude, se puede situar,
desde el origen de la humanidad, cuando una persona engañaba a otra con el
objetivo de tener ventajas, o conseguir algo en desmedro de la persona
engañada.
El fraude,
puede presentarse en diferentes formas y perpetrados por distintas personas,
entre los más comunes o que han ocurrido son los fraudes financieros,
científicos, contables, fiscales, informativos, informáticos, en adquisiciones,
en ventas, perpetrados por agentes internos o externos de las empresas o
entidades.
En el
ámbito local, en los últimos años se han dado a conocer varios casos de fraude
interno, los cuales han puesto la atención en entidades financieras, empresas
privadas, organizaciones no gubernamentales, empresas con participación estatal
y entidades del estado, ya que todos los tipos de entidades tienen el riesgo de
sufrir un evento de fraude, y más aún si su modelo de gobierno corporativo o
controles implementados no son los adecuados o no tienen niveles de eficiencia
o suficiencia.
Las
empresas privadas y las entidades públicas son vulnerables al fraude ya sea
interno o externo, y es lo que muestra la encuesta global sobre delitos
económicos y fraude 2018 (PWC Perú, 2018), en cuyo documento muestra que el 49%
de los encuestados mencionaron que sus organizaciones fueron víctimas de algún
tipo de fraude en los últimos 24 meses.
Asimismo,
respecto al impacto que significaron los fraudes en las entidades consultadas
en el último año, en la misma encuesta (PWC Peru, 2018), señala que el 21% de
los fraudes a nivel global fueron por menos de veinticinco mil dólares, y el
19% entre cien mil y un millón de dólares, el detalle es el siguiente:
Es
importante señalar que el fraude puede presentarse tanto a personas naturales o
personas jurídicas sean estas entidades públicas, empresas públicas y empresas
privadas de cualquier naturaleza o característica.
Adicionalmente,
el fraude se puede presentar en diferentes dimensiones, desde el punto de vista
de quien lo perpetra y quien los sufre, los cuales se podrían clasificar de la
siguiente manera:
Tabla 1 Clasificación de Fraude
|
|
Afecta a:
|
|
|
Entidad
|
Clientes
|
Perpetrado
por:
|
Empleado
|
Fraude
Interno
|
Fraude
interno a clientes
|
Externo
|
Fraude
Externo
|
Fraude
externo a clientes
|
Fuente:
Elaboración propia, 2020
Todas las
empresas, independientemente del sector en el que se desarrollen, corren el
riesgo de sufrir un fraude, que afecte a la empresa en su desempeño económico o
su operativa, generando al mismo tiempo un desgaste reputacional y falta de
confianza de sus inversores y clientes.
Diversos
estudios, a nivel internacional, recomendaciones de organismos reconocidos en
el mundo y empresas de auditoría reconocidas han determinado ciertos parámetros
que deben ser tomados en cuenta para implementar un modelo de Gestión de Riesgo
de Fraude.
En este
entendido, las empresas que han tenido eventos importantes de fraudes, hacen
esfuerzos para evitar la recurrencia de un escenario similar, apoyándose en el
trabajo de auditoría interna, en la mayoría de los casos, para identificar las
vulnerabilidades del sistema de control interno, para mejorar los mismos,
cuantificar las pérdidas e identificar a los autores, para analizar la
posibilidad de presentar cargos contra los autores.
Con base en
el mismo concepto mencionado precedentemente, en los últimos años se ha
conocido por medios de prensa la comisión de nuevos casos de fraude, cuyas víctimas,
además de personas naturales que están en búsqueda de hacer crecer sus ahorros
y son engañados por estafas piramidales o esquemas de negocios no sustentables,
son empresas privadas, empresas con participación del estado, empresas públicas
y entidades del estado, las cuales sufren de fugas de información, apropiación
indebida de fondos, corrupción u otros delitos.
La decisión
de incrementar mayores controles puede generar costos muy altos a la
organización, por lo que los propietarios, inversionistas o socios, evitan o
limitan la ejecución de esfuerzos para prevenir, enfocándose en la
investigación para buscar un resarcimiento de los daños por parte de las
personas o empleados, que hayan cometido el delito, en este entendido, es
importante identificar otros mecanismos para combatir este delito.
El problema
que se puede identificar es que las empresas no utilizan un método o modalidad
de prevenir el fraude interno que ofrezca un balance entre el costo – beneficio
para la implementación de medidas conducentes a la prevención, disuasión de
fraudes internos, el monitoreo de los mismos o la aplicación de controles.
De acuerdo
al punto anterior, se observa que los empleados se perfilan como uno de los
actores principales en el fraude interno en diferentes organizaciones, por lo
que es importante tomar acciones que permitan la aplicación de controles de
manera eficiente que permitan un equilibrio en las entidades entre costo y
beneficio, por lo cual se identifica el siguiente problema:
La gestión
de riesgos no es utilizada por las organizaciones para prevenir, disuadir y
monitorear los fraudes internos.
El objetivo
general, del presente documento es responder al problema que se ha
identificado, formulando un modelo de gestión de riesgo de fraude interno, el
cual busca optimizar la aplicación de los controles en las organizaciones, ya
que permitiría la concentración de los esfuerzos focalizando a los sectores y
personas que representarían mayor riesgo en una entidad, la cual se presenta a
continuación:
Formular un
modelo de gestión de riesgos de fraude interno, que permita prevenir, disuadir
y monitorear el fraude interno.
Identificar
los aspectos que son recurrentes en la comisión del delito de Fraudes y
Estafas.
Evaluar la
importancia de la Gestión del Riesgo en la Prevención del Fraude en las
organizaciones.
Proporcionar
un texto base para la implementación de un modelo de Gestión de Riesgo de
Fraude en cualquier institución.
Proponer un
modelo de gestión de riesgos para prevenir el Riesgo de Fraude Interno.
El problema
identificado, muestra una necesidad de proponer metodologías que permitan
optimizar la lucha contra el fraude interno, las cuales de acuerdo a cada
entidad pueden ser variables y únicas, considerando las características de cada
institución, ya que cada una tendrá una estructura diferente, y una aversión al
riesgo de fraude distinto acorde a sus prácticas y lineamientos de gobierno
corporativo.
Las
entidades en el Estado Plurinacional de Bolivia, muestran una actitud reactiva
a los eventos de fraude internos que se pueden presentar, investigando los autores
y cuantías de estos delitos, en procura de la recuperación de los fondos y la
sanción penal respectiva, liderada por las unidades de auditoría interna,
contraloría o investigaciones realizadas posterior a los hechos.
Por lo
tanto, es imperativo que las empresas puedan optar por la aplicación de modelos
de gestión de riesgos aplicados al fraude, especialmente interno, para poder
enfocar esfuerzos e inversiones de tiempo y económicos para prevenir o disuadir
estos delitos.
La
aplicación de medidas con un enfoque en gestión de riesgos, puede ayudar a las
mismas a enfocar sus esfuerzos y recursos en los individuos o procesos que
puedan generar mayor riesgo en la comisión del delito de fraude.
En otras
palabras, se tiene presente que una vez efectuados los análisis
correspondientes para determinar perfiles, probabilidades e impactos que podría
generar un evento de fraude, es posible optimizar recursos en la detección de
señales y la aplicación de controles que permitan una pronta identificación de
los posibles hechos de fraude y por consiguiente la aplicación de esfuerzos
acordes a los riesgos, aplicando adicionalmente los disuasivos y aplicación de
controles adecuados.
La
propuesta de una metodología de gestión de riesgo, permite la aplicación de
medidas proporcionales a los riesgos, generando la optimización de recursos
económicos y humanos, permitiendo la concentración de los mismos en los
procesos que generan mayor riesgo.
El alcance
temporal del presente trabajo es la gestión 2020, tomando en cuenta
documentación y casos anteriores a la fecha de corte principalmente los últimos
2 años, que permiten proyectar los perfiles y características que apoyarán el
modelo de gestión de riesgos de fraudes.
El alcance
geográfico son las entidades del Estado Plurinacional de Bolivia, las cuales
pueden ir desde empresas productivas, de servicios u organismos estatales, en
las cuales, de acuerdo a sus características deben utilizar modelos de gestión
de riesgos para la lucha contra el fraude interno, que se pueden traducir en
pérdidas para las mismas, un daño reputacional o que las mismas puedan verse
afectadas por la corrupción.
El alcance
académico definido es la utilización del material que ofrecen la psicología
forense y la investigación financiera, para la determinación de perfiles de
riesgos de fraude interno, que permita traducirlo en una metodología que
permita optimizar los esfuerzos con base en una gestión oportuna de riesgos.
El tipo de
investigación elegida para el presente trabajo es cualitativo – exploratoria,
debido a que no se ha identificado en el medio trabajos de investigación acerca
de esta temática, por lo que se utilizará el análisis de bibliografía e
información producida en países del exterior, que permitan preparar una
propuesta acorde a la realidad del Estado Plurinacional de Bolivia.
Las
técnicas de recopilación utilizadas para el desarrollo del presente trabajo, es
la revisión de bibliografía e información de entidades especializadas a nivel
internacional, las cuales periódicamente presentan información relacionada a
fraudes internos y su efecto a las entidades.
La
Auditoria Forense es un término compuesto por dos palabras, por un lado, la
auditoria, que comúnmente es definida como la revisión de la contabilidad de
una empresa, con el objetivo de garantizar la veracidad de las cuentas, y la
elaboración de un dictamen sobre la calidad de la gestión. Y por otro lado la
palabra forense que proviene del latín forensis,
que está relacionado a lo público o manifiesto.
Desde la
perspectiva de Rene Marquez Arcilla (2018), la
auditoría forense es una disciplina que es utilizada como un asesor experto en
alguna materia a aquellos que imparten justicia, en la investigación, y
obtención de evidencia, acerca de la existencia de un delito financieroo
relacionado con los activos de una organización.
Asimismo, la auditoria forense puede ser correctiva, investigando los
hechos de fraude sucedidos en una organización , en busqueda de evidencia o la
identificación de autores y controles vulnerados; también puede ser preventiva,
evaluando las medidas asumidas por la institucion para prevenir y anticiparse a
situaciones relacionadas al fraude.
La Auditoria forense para llevar a cabo sus funciones de manera proactiva
e interdisciplinaria, de acuerdo a Marquez (2018), integra conocimientos de
contabilidad, criminología, cómputo forense, investigación y derecho penal para
la investigacion de los problemas futuros del negocio.
Para contar
con mayor perspectiva respecto a la definición de la auditoría forense, se
puede encontrar la siguiente: “La auditoría forense es una auditoría especializada
en descubrir, divulgar y atestar sobre fraudes y delitos en el desarrollo de
las funciones públicas y privadas. Es, en términos contables, la ciencia que
permite reunir y presentar información financiera, contable, legal,
administrativa e impositiva, para que sea aceptada por una corte o un juez en
contra de los perpetradores de un crimen económico” (Cano & Lugo, 2004, p.16)
En resumen,
la auditoría forense se entenderá como un proceso de auditoría que utiliza
conocimientos financieros contables, investigación y criminológicos, para
descubrir, divulgar y reunir evidencias sobre posibles fraudes o delitos en las
instituciones, y que permitirá prevenir o anticiparse a los posibles fraudes o
delitos, con base en investigaciones anteriores.
El Código
Penal Boliviano, no tipifica el Fraude, empero contiene la tipificación de
Estafa, que menciona: “El que con la intención de obtener para sí o un tercero
un beneficio económico indebido, mediante engaños o artificios provoque o
fortalezca error en otro que motive la realización de un acto de disposición
patrimonial en perjuicio del sujeto en error o de un tercero” (Código Penal, Art. 335)
De acuerdo
a Nicholas Stevens (2016), en su libro Fraud Control Handbook: Antifraud Program
and Internal Controls, el fraude es un concepto amplio que generalmente se
refiere a cualquier acto intencional cometido para asegurar una ganancia
injusta o ilegal, efectuando también una clasificación del los fraudes
financieros como: Reporte Financiero Fraudulento, Activos mal apropiados,
Gastos y pasivos para fines indebidos, ingresos y activos obtenidos de manera
fraudulenta.
También, la Asociación de Certificados Examinadores de Fraudes (2020)
define el Fraude como cualquier acto intencional o deliberado de privar a otro
de una propiedad o dinero por la astucia, el engaño u otros actos desleales.
Todos los conceptos mencionados precedentemente hacen referencia a un acto
de ilegalidad, que se comete intencionalmente, con el objetivo de obtener
ventajas o beneficios, mediante engaños o artificios provoque o fortalezca el
error en otro.
El
Triángulo del Fraude es una forma de explicar por qué ocurren los fraudes, que
de acuerdo a la Asociación de Certificados Examinadores de Fraudes ACFE, 2020,
en sitio web indica que el modelo que es aceptado más ampliamente y la mejor
forma para explicar porque la gente comete un fraude. Se trata del modelo
desarrollado por el Dr. Donald Cressey, un criminólogo cuya investigación se
centró en malversadores-gente que llamó violadores de confianza.
Fuente: ACFE,
2020
Para
Nicholas Stevens (2016), el triángulo del
fraude son las tres condiciones que generalmente existen para que se produzca
el fraude, estas condiciones son la Presión, Oportunidad y Racionalización.
En ambas
definiciones se puede observar una diferencia en uno de los términos
utilizados, cuya equivalencia es la siguiente: Presión – Motivación.
En diversos
estudios, este modelo es la base del estudio del Fraude, el cual ha sido
modificado, desglosando variables hasta llegar al diamante del fraude.
Entre las
definiciones de riesgo se puede encontrar la siguiente: “La posibilidad de
ocurrencia de eventos que impacten negativamente sobre los objetivos
(cumplimiento de los mismos) de la empresa o su situación financiera.” (Casares, 2016, p. 68)
Asimismo, de acuerdo al ente supervisor del
sistema financiero del Estado Plurinacional de Bolivia, el riesgo tiene el
siguiente concepto: “Es la contingencia, probabilidad o posibilidad de que
eventos, anticipados o no, puedan tener un impacto adverso contra ingresos y/o
patrimonio de la entidad supervisada” (Autoridad
de Supervisión del Sistema Financiero, 2018, Art. 3)
Isabel Casares y Edmundo Lizarzaburu
(2016), hacen referencia a la definición de riesgo de la ISO 31000, como
el efecto de la incertidumbre sobre los objetivos.
De acuerdo
a los conceptos mencionados, el riesgo se define como la probabilidad o
posibilidad que eventos, previstos o no generen incertidumbre sobre los
objetivos determinados por la organización, en este punto es importante
resaltar que, si bien en un inicio las definiciones de riesgos tenían una
connotación negativa, no necesariamente es así, ya que al identificar riesgos o
las mismas características de los eventos, pueden generar oportunidades a las
organizaciones, las cuales pueden ser aprovechadas para obtener un rédito
mayor.
El riesgo
inherente es aquel al que se enfrenta la entidad en ausencia de acciones de
mitigación asumidas por la dirección para modificar la probabilidad o impacto
de ocurrencia.
Para este
documento el riesgo inherente será el producto de la probabilidad e impacto por
cada una de las variables y el promedio de las calificaciones de la evaluación
del riesgo de todas las personas de la organización.
El riesgo
residual es aquel que permanece una vez la dirección ha desarrollado y aplicado
sus respuestas a los riesgos.
Para el
presente documento, el riesgo residual será el resultado de la división del
riesgo inherente entre la valoración de las medidas de mitigación asumidas, por
cada una de las variables o un conjunto de variables definidas.
Conceptualizar
y definir este término compuesto es importante, por lo que para la entidad
supervisora del sistema financiero en Bolivia es el siguiente: “Es el proceso
estructurado, consistente y continuo para identificar, medir, monitorear,
controlar, mitigar y divulgar todos los riesgos a los cuales la entidad
supervisada se encuentra expuesta, en el marco del conjunto de estrategias,
objetivos, políticas, procedimientos y acciones, establecidas por la entidad
para este propósito.” (Autoridad de Supervisión
del Sistema Financiero, 2018, Art. 3)
Con base en el concepto anterior, se definirá que la gestión del riesgo,
será el tratamiento que se aplicará a los eventos que generen incertidumbre,
inicialmente identificandolos o previendo, midiendo los mismos, aplicar medidas
de mitigación, monitoreo y retroalimentación respectiva.
Casares y Lizarzaburu (2016) menciona que la
implementación de la gestión de riesgo debe cumplir con un marco, de acuerdo a
la norma ISO 31000 (2009), la cual lo componen los siguientes aspectos:
Compromiso de la
direccion, relacionado a contar con el compromiso que permite lograr el
involucramiento firme y mantenido por la dirección de la entidad, que ayuda a
incluir la cultura de gestión de riesgo a la planificación estratégica y el
compromiso de todos los niveles de la empresa.
Diseño del modelo de
gestión de riesgo, corresponde a la contextualización de la organización y el
establecimiento de políticas de gestión de riesgos.
Implementación de la
gestión del riesgo, es la parte práctica del marco de gestión de riesgos, en la
que la organización aplicará el modelo diseñado.
Seguimiento y
revisión del modelo, relacionado a la aplicación de indicadores, que puedan
mostrar a la entidad posibles desviaciones y medir la efectividad del modelo.
Mejoramiento
continuo del modelo, incluye la implementación de una política y modelo de
mejora contínua ademas de un plan de tratamiento de los riesgos.
El marco de gestión
de riesgo mencionado precedentemente se puede observar en la siguiente
ilustración:
Fuente: Casares y Lizarzaburu,
2016
El proceso de gestión de riesgos, es el conjunto de pasos
metodológicamente ordenados que permite la implementación de la gestión de
riesgos de manera ordenada y contiene 5 componentes que se pueden apreciar en
la siguiente ilustración:
Fuente: Casares y Lizarzaburu, 2016
De acuerdo a Casares y Lizarzaburu (2016), el proceso de gestión de
riesgo, contiene 5 etapas que son las siguientes:
Establecer el contexto, pemite definir las responsabilidades y objetivos
de la institución, definir actividades y responsabilidades, analizar todas las
variables que puedan afectar a las organizaciones, tanto internas como
externas.
La evaluación de riesgos, cuenta con tres etapas las cuales son la
identificación, análisis y evaluación de los riesgos, en este punto se deberá
identificar los riesgos y sus fuentes, reconocer los impactos a los que se
puede enfrentar la organización, análizar los riesgos desde perspectivas
cualitativas o cuantitativas, y valorar los riesgos permite tomar las
decisiones necesarias, de acuerdo a los limites de exposicion de riesgos
definidos.
Tratamiento de riesgos, es la etapa en la que la otrganización deberá
tomar decisiones o proponer estrategias relacionada a los riesgos, entre las
que se tienen: explotar, retener, reducir, evitar, mitigar y transferir.
Monitoreo y revisión, en esta etapa, la entidad debe implementar procesos
de monitoreo de los riesgos y la revisión de los mismos periódicamente, que
permita un mejoramiento contínuo del proceso.
Comunicación y consulta, etapa en la cual se identifican los actores que
deben recibir información específica y las áreas o unidades que son
primordiales para el proceso de riesgos a las cuales se efectuarán las
consultas respectivas.
Diversos
estudios de organismos reconocidos internacionalmente, han identificado ciertas
características comunes o que se repiten de las personas que han cometido un
fraude, para este documento, este conjunto de características se denominará el
perfil del defraudador.
De acuerdo
a Olcina (2016), el perfil del defraudador, son las características básicas de
quienes comete fraude o irregularidades en las empresas. Por otro lado, una de
las entidades de auditoría reconocidas a nivel internacional, KPMG (2016), ha
identificado un perfil global del defraudador, en el cual combina ciertas
variables como el género de la persona que ha cometido fraude, la edad, el
nivel de autoridad en la organización, el tipo de accionar, sólo o en grupo, la
reputación del autor en la empresa.
Para el
presente trabajo, el perfil de la persona que efectúa un fraude, perfil del
defraudador, será las características personales, sociales y laborales que
presenta una persona, que permitan predecir el comportamiento del mismo.
En el
glosario de términos de la recopilación de normas para servicios financieros de
la ASFI se puede encontrar el concepto del perfil de riesgo, el cual es el
siguiente: “El perfil de riesgo de la entidad se define como el resultado
consolidado de los riesgos a los que se encuentra expuesta.” (Autoridad de Supervisión del Sistema Financiero,
2018, Art. 3)
Desde el punto de vista del análisis del defraudador, se definirá el
perfil de riesgo como el resultado consolidado de las calificaciones de riesgo
asignadas a cada una de las variables que componen el perfil del empleado.
La matriz
de riesgo será la representación de la identificación y valoración de cada una
de las variables analizadas por la institución, que permita la calificación de
cada uno de las personas evaluadas.
La matriz
de calor, representa los resultados posibles del producto de las combinaciones
entre la probabilidad y el impacto, el cual permite contar con un mapa para
definir la tolerancia al riesgo y los niveles aceptables de riesgo.
Fuente: Elaboración propia, 2020
La
coloración asignada a la matriz está en función de las políticas y valores
definidos por la institución, los cuales permitirán aplicar medidas de control
del riesgo de manera preventiva o monitoreo de los procesos.
De acuerdo a Casares y Lizarzaburu (2016) la probabilidad
es el grado de posibilidad de que ocurra el evento de riesgo en un periodo de
tiempo determinado.
Puede ser
estimado en función a cuántas veces históricamente ha ocurrido el evento de
riesgo en la organización y la posibilidad que vuelva a ocurrir en el futuro.
Casares y
Lizarzaburu (2016), definen el impacto como el nivel de exposición, en términos
financieros, de la empresa ante un riesgo, o la cuantía de la pérdida que se
generaría si ocurriera un evento de riesgo.
El
tratamiento de riesgos, o la respuesta a los riesgos, da la oportunidad de
tomar las siguientes acciones:
Explotar, utilizar el riesgo para obtener ventajas o ganancias.
Retener, aceptar el riesgo.
Reducir, procura la aplicación de controles a la probabilidad de
ocurrencia del evento.
Evitar, no realizar la actividad generadora de riesgo.
Mitigar, establecer controles para disminuir el impacto con la
materialización del riesgo.
Transferir, traspasar a un tercero la administración de un riesgo.
Fuente: Casares y Lizarzaburu, 2016
Según
Bertrand Regader (2020) la psicología forense es la rama de la psicología que
estudia e interviene en los procesos judiciales con el fin de aportar datos y
conocimientos que ayuden a resolver los casos. Los profesionales de la
psicología forense tienen como función recopilar, estudiar e interpretar
distintos datos psicológicos.
De acuerdo
a Marta Thomen (2019), la psicología forense es la rama de la psicología
jurídica que tiene como objetivo de aplicar sus conocimientos frente a pruebas
periciales, que busca colaborar en la resolución de los procesos judiciales, a
partir de comprender y estudiar los distintos factores psicológicos.
Para el
presente documento, la psicología forense permitirá estudiar el comportamiento
de los empleados para determinar su perfil de riesgo de fraude.
De acuerdo
al sitio web Psicología Online (2020), la psicometría es la medición de las
características y funciones cognitivas y psicológicas, por lo que los test o pruebas psicométricas son pruebas
que permiten medir de forma objetiva y tipificada aspectos psicológicos de las
personas.
Existen
diferentes pruebas que permiten evaluar la inteligencia, la personalidad,
estado mental y psicopatología.
La
personalidad del defraudador tiene gran relevancia, para poder calificar o
identificar a una persona proclive o más riesgosa de cometer un fraude, las
cuales tienen origen en el análisis de casos de fraudes, entre las teorías que
se puede encontrar se tiene el psicodrama de Mergen, el cual identifica y
explica diferentes personalidades en relación con los fraudes, en el artículo
de revista denominado Cuello Blanco y Delito (Burgos, 2015), detalla las siguientes
características:
Materialista,
este delincuente le da valor a los bienes materiales, cuya tensión patológica
se libera con la ganancia, lo que se entiende que siente placer al obtener más
ganancias.
Egocéntrico,
personas que, al no lograr la afectividad buscada, compensan esta soledad
mostrándose caritativos y generosos.
Narcisista,
es un delincuente soberbio, insensible, inteligente, audaz y dinámico.
Peligrosidad,
personas que no cumplen principios éticos.
Hipócrita,
personas que pese a ser fríos y calculadores, se muestran generosos.
Neuróticos,
personas que poseen una falta de conciencia de culpabilidad.
El reporte
de KROLL (2020), ha recogido información respecto los incidentes que han
afectado significativamente a la institución en el último año, en el cual se observa
que las fugas de información son las que más afectaron a las organizaciones
consultadas con un 39%, el 29% por daño reputacional y el robo de datos, el
fraude por terceros y el fraude interno se encuentra con el 27% de incidencia
respectivamente.
Ilustración 9 Incidentes que afectaron a la institución
Fuente. Elaboración propia con datos de KROLL,
2020
De acuerdo
a la publicación de KPMG (2016), el 61% de los fraudes son a causa de controles
débiles, asimismo muestra una comparativa entre el 2013 y el 2015 en la que se
observa un crecimiento del 18% al 27% respectivamente, relacionado al
aprovechamiento de controles débiles.
Respecto al
tipo de empresa o entidad, todas tienen probabilidad de presentar fraudes, de
acuerdo a los estudios realizados por organismos internacionales como la
Asociación de Certificados Examinadores de Fraude ACFE y empresas de auditoría
reconocidas internacionalmente ya que estos estudios han recogido información
de empresas de servicios, de venta masiva, servicios financieros, industria
extractiva, empresas productivas y otras.
En relación
a la detección de fraudes, PWC Peru (2018), a nivel internacional la forma de
detección de los casos de fraudes se efectúa en un 14% mediante revisiones de
Auditoría Interna de rutina, 13% mediante la gestión de riesgo de fraudes, 13%
por monitoreo de actividad sospechosa, 13% por denuncias anónimas internas, 8%
por accidente, entre otros.
De acuerdo
al reporte de KROLL (2020), los fraudes perpetrados por personal interno de la
institución, el 38% son detectados por el trabajo de auditoría interna, 20% por
auditoria externa, ambos son revisiones de rutina, 15% por el área general de
la institución, 11% por un canal de denuncias, 10% por las funciones de cumplimiento
y el 5% por el área de asesoría legal.
Estos datos
muestran que los fraudes son detectados en trabajos posteriores a la
perpetración de un evento de fraude, lo cual no muestra un trabajo de
prevención o disuasión.
Como se
menciona en el marco teórico estudios de diferentes entidades como la
Asociación de Certificados Examinadores de Fraude ACFE o empresas de auditoria
reconocidas a nivel internacional como KPMG, KROLL y PWC, han publicado
estudios e información relacionada a delitos financieros y fraude, en los
cuales también exponen que existen ciertas características comunes en los
defraudadores lo que se denomina perfil del defraudador.
KROLL
(2020), muestra en su estudio efectuado entre 2019 y 2020, que de todos los tipos
de fraude incluidos en su estudio, el 45% de los casos de fraude interno son
perpetrados por funcionarios de la propia institución, seguido por un 17% de
casos que son efectuados por terceros, el 12% por clientes, 11% por
competidores, esta información puede ser consultada en la Ilustración 1.
Asimismo,
PWC Perú (2018), en su publicación de la encuesta global de cremen económicos
de fraude ha identificado que en el mundo el 52% de los fraudes es realizado
por agentes internos de la institución, incrementándose al 75% si se observan
los datos referenciales de Perú.
Ilustración 10 Origen del fraude
Fuente: PWC
Perú, 2018
ACFE
durante el año 2018 ha publicado dos estudios denominados: Report to the nations 2018 Global study on occupational fraud and abuse
Latin america and the caribbean edition y Report to the nations 2018 global study on occupational fraud and
abuse, en los cuales presenta información respecto a los fraudes
ocupacionales y corrupción en Latinoamérica y el mundo respectivamente, el cual
muestra cómo se comente el fraude ocupacional:
Tipo de fraude
|
Porcentaje de casos
|
Promedio de pérdidas
|
LA & Caribe
|
|
|
Apropiación indebida de activos
|
82%
|
$235.000
|
Corrupción
|
51%
|
$500.000
|
Fraude de estados financieros
|
14%
|
$2.000.000
|
Mundo
|
|
|
Apropiación indebida de activos
|
89%
|
$114.000
|
Corrupción
|
38%
|
$250.000
|
Fraude de estados financieros
|
10%
|
$800.000
|
Fuente:
Elaboración propia con datos de ACFE, 2018
Gráficamente se puede observar los siguientes:
Fuente:
Elaboración Propia con información de ACFE, 2018
En el
gráfico precedente se puede observar que el mayor porcentaje de casos de fraude
en el mundo y en Latinoamérica y el caribe es por apropiación indebida de
fondos con el 89% y 82% respectivamente. Empero pese a que los casos de fraudes
en estados financieros representan el mayor porcentaje, estos presentan las
pérdidas promedio más altas, siendo en Latinoamérica y el caribe los montos más
altos.
El nivel de autoridad del perpetrador
es un aspecto relevante para analizar el perfil de riesgo de fraude, a
continuación, se observa el resultado de ACFE (2018), respecto al punto mencionado:
Tabla 3
Nivel de autoridad del perpetrador
Nivel Autoridad
|
Pérdida media
|
Porcentaje de casos
|
Empleados
|
$100.000
|
40%
|
Gerentes
|
$150.000
|
40%
|
Propietario/Ejecutivo
|
$900.000
|
19%
|
Fuente:
Elaboración propia con base a datos ACFE, 2018
Gráficamente
la información se muestra de la siguiente manera:
Fuente: Elaboración propia datos ACFE, 2018
En el
gráfico anterior, se puede observar como dato más relevante que el 80% de los
casos de fraudes fueron perpetrados por empleados y gerentes, a 40% cada uno,
llegando a impactar económicamente en $100,000 y $150,000 respectivamente,
asimismo, el 19% de los fraudes habrían sido cometidos por propietarios o los
ejecutivos de las organizaciones, reportando una pérdida promedio de $900,000.
Con
relación al nivel de autoridad del perpetrador de fraude, el mismo estudio de
PWC Perú, muestra que a nivel internacional el 37% de los casos de fraudes
fueron efectuados por Gerentes medios de nivel medio, el 26% por Gerentes
junior y el 24% por la plana gerencial, en cuanto a los datos del Perú, el 43%
de los fraudes se ha efectuado por la plana gerencial, el 37% por gerentes de
nivel medio.
Ilustración 13 Nivel de autoridad
Fuente: PWC
Perú, 2018
En el mismo
estudio de ACFE (2018), mencionan, respecto al perfil de defraudador, 13% de
los casos fueron efectuados por vendedores, 11% por funcionarios de áreas
administrativas de soporte, 10% del área de contabilidad, 9% por funcionarios
del área de operaciones, el 8% de los fraudes fue perpetrado por ejecutivos y
alta gerencia y el 8% por personal de compras.
Asimismo,
es importante mencionar que el promedio de edad de los perpetradores de fraude
es de 40 años, presentándose una mayor afectación de las personas que superan
la edad promedio.
El 79% de
los casos de fraude, se habrían perpetrado por personas del género masculino,
empero el promedio de pérdidas reflejado por personas del género femenino, es
un 43% superior respecto al género masculino.
Respecto a
la permanencia en la organización afectada, se observa un mayor impacto cuando
la antigüedad del trabajador es mayor a 5 años.
Para la
implementación de una metodología de gestión de riesgos, es importante cumplir con
ciertas etapas, para que el modelo sea implementado correctamente, y se asegure
el funcionamiento en el tiempo, para ello es posible utilizar el marco de la
gestión de riesgo, cumpliendo los cinco puntos mencionados en el marco teórico,
los cuales son:
Compromiso de la dirección, el cual está relacionado al compromiso
expuesto por los directivos de la entidad respecto a la lucha contra el fraude
interno, el cual debe ser socializado con el resto de la entidad, lo cual
demuestra un compromiso total de la entidad y que este puede ser transferido y
exigido por al resto de los funcionarios.
Diseño del modelo de gestión de riesgos, en el que la entidad o
empresa, deberá diseñar un modelo de gestión de riesgos que esté acorde a la
entidad, es decir que deberá asumir medidas y procedimientos que puedan ser
asumidos por la entidad y cumplan con los lineamientos emanados de la
dirección.
Implementación de la gestión del riesgo, concordante con el punto
anterior, en esta etapa, la entidad debe contar con un programa de
implementación, que considere escribir las políticas y procedimientos
necesarios, la recopilación de información, el estudio del modelo y la
asignación de responsabilidades a cada una de las áreas de la institución.
Seguimiento y revisión del modelo, en esta etapa la entidad deberá
implementar indicadores que le permitan efectuar un seguimiento óptimo del
modelo de gestión de riesgo, que permitan una revisión de la efectividad del
modelo y la propuesta de mejoras o actualizaciones del mismo.
Mejoramiento continuo del modelo, esta etapa está relacionada a los
indicadores que se determinaron en el punto anterior, con la información que se
recoja de la misma, proponiendo mejoras y optimizaciones del modelo de gestión
de riesgos implementado, el cual debe estar en constante trabajo de calibración
de variables y calificaciones, para que el mismo pueda ser óptimo para la
organización.
El
cumplimiento de estas etapas apoyará a una correcta implementación de una
gestión de riesgos, en este caso, para la prevención, disuasión, monitoreo e
investigación de fraudes.
El presente
documento desarrolla un modelo de gestión de riesgos, que comprende la segunda
etapa mencionada precedentemente, suponiendo que la primera etapa, que
corresponde al compromiso de la dirección ha sido cumplida, ya que el líder ha
podido mostrar las ventajas que tiene la implementación de un modelo de gestión
de riesgos.
El modelo
de gestión de riesgo de fraudes, que permita a la institución la prevención,
disuasión e investigación del fraude interno, contemplará distintas etapas, las
cuales están desglosadas en la ilustración 4, y se detallan en los siguientes
puntos. Es importante hacer notar que estas etapas, son parte de la norma ISO
31000 (2019)
Dentro del
proceso de establecimiento del contexto, es primordial, que, con el compromiso
y las directrices asumidas por los directivos de la institución, se pueda
implementar un programa de Gestión de Riesgo de Fraude Interno, ya que el mismo
plasmará en documentos formales su intención de luchar contra el fraude
interno.
Entre los
documentos formales, se deberá considerar la implementación de una política de
Gestión de Riesgo de Fraude, en el cual las instancias de decisión y dirección
de la entidad deberán plasmar los objetivos del programa, su tolerancia al
fraude, si existiera, ya que es recomendable y es utilizado de manera general
la política de tolerancia cero al fraude, que se traduce como que cualquier
tipo de fraude, sea cualquier el monto comprometido tendrá sanciones.
Este
programa también contendrá los procedimientos que se desarrollarán para la
evaluación de los riesgos, los procedimientos de investigación, la
implementación de canales de denuncia y los mecanismos de comunicación a
utilizar.
Asimismo,
en esta etapa, se identificará todo lo relacionado al contexto externo, como
ser: ambiente político, legal, reglamentario, económico, tecnológico. A su vez
se identificará el contexto interno, que incluye: estructura de la
organización, políticas, objetivos y estrategias, capacidad del equipo de
trabajo.
Para el
desarrollo de la evaluación de riesgos, se utilizará tres fases esenciales que
son:
Identificación de riesgos, que exigirá a la institución la
identificación de los eventos y procesos que generan riesgo.
Análisis de riesgos, permitirá a la institución después de
identificar, analizar el tipo de riesgo y los controles que actualmente se
tienen implementados.
Evaluación de riesgos, en este punto, la entidad debe dar
calificaciones de probabilidad de ocurrencia y el impacto.
Por la
importancia de estos puntos se desglosará cada uno, con una explicación
ampliada, a continuación:
4.2.3.1
Identificación y análisis de riesgos
Si bien es
posible la identificación de los riesgos de varias perspectivas, el presente
documento analizará el riesgo del funcionario.
Es de gran
importancia, documentar la identificación de los riesgos, una de las
herramientas que puede ser utilizada, es un inventario de procesos y de eventos
de riesgo de fraude que se hayan podido identificar en la institución, en cada
una de ellas, se identificarán los controles que se aplican a cada uno de los
procesos, las personas que participan en el proceso o las fuentes utilizadas
para la identificación de cada variable.
Para la
identificación de variables se deberá considerar el triángulo del fraude, que
incluyen la motivación, oportunidad y racionalización, en su desarrollo que
contendrá al menos los siguientes factores: personal, profesional/laboral, psicológico
Respecto al
factor personal, de manera enunciativa mas no limitativa se pueden considerar
las siguientes variables: edad, género, estado civil, cantidad de dependientes,
existencia de deudas.
En relación
al factor profesional, se deberá considerar las siguientes variables: Nivel de
educación, profesión, experiencia laboral anterior en años, experiencia en la
entidad en años.
Respecto al
factor psicológico, es importante analizar todos perfiles psicológicos y sus
características de personalidad, los cuales pueden ser proporcionados por las
áreas de selección de personal de las instituciones, ya que los mismos aplican
comúnmente test psicológicos y/o psicométricos e identificar los perfiles o
características identificadas por el psicodrama de Mergen, los cuales son: materialista,
egocéntrico, narcisista, peligrosidad alta, hipócrita, neurótico.
4.2.3.2
Evaluación de riesgos
Una vez
identificadas las variables de riesgo, se deberá efectuar una valoración de los
riesgos en términos de probabilidad e impacto relacionado al fraude, en función
de las calificaciones elegidas.
Para la
asignación de las valoraciones de probabilidad e impacto, se deberá elegir la
dimensión de las calificaciones que pueden ir desde 3x3, 4x4, 5x5, de acuerdo a
las características de la entidad principalmente, asimismo se recomienda
iniciar con una matriz 3x3 y modificar la misma dentro de un plazo establecido.
Para el
presente ejemplo se utilizará la dimensión 3x3, con las siguientes
calificaciones:
Tabla 4
Dimensión calificaciones de riesgo
Probabilidad
|
Valor
|
|
Impacto
|
Valor
|
Improbable
|
1
|
|
Bajo
|
1
|
Probable
|
2
|
|
Medio
|
2
|
Muy probable
|
3
|
|
Alto
|
3
|
Fuente:
Elaboración propia, 2020
Utilizando la dimensión elegida, se
deberá calificar cada una de las variables, de acuerdo a la información
recogida de los estudios disponibles, la cual se presentará en las matrices de
riesgo respectivas.
En este punto, la entidad también deberá
determinar, los intervalos que considerará de mayor riesgo, para poder
implementar la aplicación de medidas acordes a los riesgos. Para el presente
ejemplo se asumirá los siguientes valores referenciales para la aplicación de
medidas:
Tabla 5 Niveles de riesgo
Intervalo
|
Nivel de Riesgo
|
De 1 a 2.99
|
Riesgo Bajo
|
de 3 a 5.99
|
Riesgo Medio
|
de 6 a 9
|
Riesgo Alto
|
Fuente:
Elaboración propia, 2020
Una vez
identificados y evaluados los riesgos identificados, se deberá armar la matriz
de variables de riesgos, la cual incluirá todas las variables por cada uno de
los factores utilizados, sus calificaciones asignadas de probabilidad e
impacto, y la fuente de información a utilizar para la actualización de la
información, cuyo ejemplo se muestra a continuación:
Tabla 6 Ejemplo matriz de riesgo
Factor
|
Segmento
|
Variable
|
Probabilidad
|
Valor
Prob.
|
Impacto
|
Valor
Impacto
|
Personal
|
Edad
|
de 40 a 45
|
Muy Probable
|
3
|
Alto
|
3
|
Personal
|
Género
|
Masculino
|
Probable
|
2
|
Medio
|
2
|
Personal
|
Género
|
Femenino
|
Probable
|
2
|
Medio
|
2
|
Personal
|
Estado Civil
|
Soltero
|
Poco probable
|
1
|
Bajo
|
1
|
Personal
|
Cantidad dependientes
|
más de 3
|
Muy Probable
|
3
|
Alto
|
3
|
Personal
|
Deudas
|
Si
|
Muy Probable
|
3
|
Alto
|
3
|
Fuente:
Elaboración propia, 2020
Con esta
valoración de cada una de las variables de riesgos, se evaluará a cada uno de
los funcionarios de la institución, lo que permitirá contar con el perfil de
riesgo de fraude del funcionario.
|
Funcionario:
|
Juan Perez
|
|
|
|
|
|
|
|
Perfil de riesgo:
|
6,1
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
Factor
|
Segmento
|
Variable
|
Probabilidad
|
Valor Prob.
|
Impacto
|
Valor Impacto
|
Riesgo Inherente
|
|
|
Personal
|
Edad
|
de 31 a 35
|
Probable
|
2
|
Medio
|
2
|
4
|
|
|
Personal
|
Género
|
Masculino
|
Probable
|
2
|
Medio
|
2
|
4
|
|
|
Personal
|
Estado Civil
|
Casado
|
Probable
|
2
|
Medio
|
2
|
4
|
|
|
Personal
|
Cantidad dependientes
|
3
|
Probable
|
2
|
Medio
|
2
|
4
|
|
|
Personal
|
Deudas
|
Si
|
Muy Probable
|
3
|
Alto
|
3
|
9
|
|
|
Profesional
|
Nivel educación
|
Maestria
|
Probable
|
2
|
Alto
|
3
|
6
|
|
|
Profesional
|
Profesión
|
Ingeniero
|
Probable
|
2
|
Alto
|
3
|
6
|
|
|
Profesional
|
Exp. Anterior
|
de 5 a 10
|
Muy Probable
|
3
|
Alto
|
3
|
9
|
|
|
Profesional
|
Exp. Entidad
|
de 5 a 10
|
Muy Probable
|
3
|
Alto
|
3
|
9
|
|
|
Profesional
|
Cargo
|
Ventas
|
Muy Probable
|
3
|
Medio
|
2
|
6
|
|
|
Psicológico
|
Psicológico
|
Variable 1
|
Probable
|
2
|
Alto
|
3
|
6
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
Fuente: Elaboración propia, 2020
En este
caso de ejemplo, el riesgo promedio del funcionario evaluado presenta un riesgo
de 6,1, el cual deberá ser localizado en la matriz de calor junto con las
calificaciones de riesgo del resto de funcionarios, de la siguiente manera:
Fuente:
Elaboración propia, 2020
El
resultado de esta matriz, permitirá la aplicación de las medidas acordes a los
riesgos, lo cual permitirá que la organización pueda optimizar los recursos en
el combate contra el fraude interno.
Una vez
conocidos los riesgos, es necesario que la institución pueda tomar acciones
acerca de estos riesgos, de acuerdo a la bibliografía las opciones de la
entidad se reducen a las siguientes: explotar, retener, reducir, evitar, mitigar
o transferir.
En el caso
estudiado y al tratarse de fraude interno, las opciones se reducen aún más, ya
que no es posible explotar el riesgo.
Al decidir
retener el riesgo, se está asumiendo como posible la perpetración de un hecho
de fraude en algún momento de la relación contractual con su empleado, lo cual
implica que se deberán tomar medidas de monitoreo periódico a las actividades y
actitudes del empleado en cuestión.
La
reducción del riesgo, atacará a la probabilidad de ocurrencia de un evento de
fraude, lo cual conlleva a la implementación de medidas de control directas al
proceso o características de personas que representan el riesgo.
Evitar el
riesgo se podrá asumir en dos momentos, el ideal cuando está en un proceso de
selección de personal, declinando la selección del mismo o efectuando un
alejamiento del funcionario, lo cual puede acarrear cargas sociales altas a la
entidad.
Mitigar el
riesgo atacará al impacto que está expuesta la organización, esto conlleva a la
implementación de límites de operaciones, manejo de efectivo, cuentas contables
u otros mecanismos, que permitan limitar el posible impacto a la entidad.
Finalmente,
la última estrategia en el listado del tratamiento de riesgos es la de
transferir, esta estrategia se utilizará en forma de la contratación de un
seguro, que permita transferir el riesgo y esta estrategia estará en función de
las características de la organización.
Es
imprescindible que el modelo de riesgo aplique ciertas medidas de monitoreo,
inicialmente se deberán implementar indicadores que ayuden a evaluar
constantemente la eficiencia de la gestión de riesgos implementada, y ayuden a
determinar las frecuencias necesarias para la implementación de modificaciones
relativas al programa.
Asimismo,
en este punto se deberá implementar medidas de monitoreo a los funcionarios que
representen mayor riesgo, y los mismos deberán estar definidos en los manuales
de procedimientos y políticas de la institución.
El
monitoreo del modelo debe realizarse constantemente y la revisión del mismo al
menos una vez al año, identificando los cambios o actualizaciones, que deberán
ser puestas a conocimiento del directorio o consejo de administración,
identificando también los efectos o consecuencias de la actualización.
La entidad
tiene que identificar los sectores de interés para la información que generará
el modelo de gestión de riesgos, determinando en un plan de comunicación, las
instancias a las cuales se entregará información del modelo, la periodicidad y
las áreas o personas que proporcionarán información relativa al modelo.
Asimismo,
es importante contar con un canal de denuncias de posibles hechos de fraude o
corrupción, que permitan tomar acciones inmediatas y que se consideren como
fuente de información importante para la revisión del modelo.
De acuerdo
al desarrollo del presente documento, se tienen las siguientes conclusiones:
Es
importante que las entidades públicas y privadas del Estado Plurinacional de
Bolivia, puedan conocer y tomar conciencia acerca de la problemática del
fraude, sus características, tipologías y las posibles consecuencias en las
instituciones.
El fraude
es un delito que aprovecha o provoca el error en un tercero para que el
perpetrador obtenga un beneficio, este puede presentarse en cualquier tipo de
entidad sea esta pública o privada, refiriéndonos a personas jurídicas.
La falta de
controles o la ineficiencia de los que ha implementado la entidad pueden
provocar el fraude, pero tampoco es la única causa de un fraude, ya que se
puede presentar la confabulación de varios actores, entre los que se pueden
encontrar los encargados de la ejecución de controles que permiten la
ocurrencia voluntaria de fallas u omisión de los mismos, lo que lleva a
determinar que la existencia de controles no mitiga o elimina el riesgo de que
un proceso pueda ser utilizado para un fraude.
La
aplicación de un modelo de gestión de riesgos para prevenir, disuadir y
monitorear el fraude interno, puede permitir a las instituciones la aplicación
de medidas que sean proporcionales a los riesgos a las que se enfrentan,
generando un balance favorable en costo – beneficio, ya que permite dosificar
las medidas que vaya asumir la institución, controlando los procesos que puedan
generar mayores riesgos o controles a los colaboradores o funcionarios que de
acuerdo a sus características personales y el puesto que desempeñan tengan
mayores posibilidades de incurrir en un hecho de fraude.
Debido a la
falta de información y documentación relacionada a los fraudes y su gestión de
riesgos, las entidades requieren información que funcione como un texto base
para la implementación de un modelo de gestión de riesgos, que les permita
seguir los pasos necesarios para un proceso estructurado.
El uso del
perfil del defraudador en diferentes estudios, permite contar con una base de
estudio de las características, la cual puede permitir a la institución las
actualizaciones del mismo, de acuerdo a los eventos que se puedan presentar en
el medio o en la misma entidad, descartando o incrementando aspectos de
relevancia.
Un modelo
con base en riesgos, permite a la entidad contar con una herramienta para la
toma de decisiones al momento de contratar personal, que permitan desde un
primer contacto la evaluación de los futuros funcionarios, para evitar la
contratación de personas con potencialidades de cometer fraudes internos o la
aplicación de medidas de monitoreo inmediatas dentro de los primeros meses
desde la contratación.
Se
recomienda que, al momento de la implementación de un modelo de gestión de
riesgos, se pueda efectuar un análisis exhaustivo de la institución y de las
características de la misma, relacionado a su estructura de control interno,
estructura de negocio y estructura operativa.
Asimismo,
el mantenimiento y constante retroalimentación de un modelo de gestión de
riesgos, puede permitir ajustar y actualizar el modelo de manera periódica, con
el objetivo de mantener actualizado y calibrado el modelo propuesto.
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